Mujer del milenio
Tus ojos hermosos
--lo sabemos--
esconden siglos de infamia.
Los estigmas, cadenas
arrastradas
más profundos que
tatuajes, se pliegan hasta los nódulos,
y son marca y
vergüenza para la estirpe humana;
pero tu lenguaje aún
emergente es odisea y gracia,
como el renacer de un
nuevo ciclo.
Tuyo, sin duda, es el
futuro, hembra gloriosa,
aunque aún estés
sufriendo, condenada
--como el resto de
seres vivientes--,
aunque aun estés
desgarrando a jirones los viejos dogmas
y arrancando a
dentelladas esas sanguinarias
costumbres arcaicas,
esos modos que te hacen esclava.
Caminas, mujer del
milenio, entre brumas,
soñando un lugar más
allá de la barbarie,
exigiendo el obligado
reconocimiento humano, social y cultural.
Tú, mujer, eres gema
preciosa.
Necesitamos tu mirada
altiva
que rasgue agravios y
fracasos.
Es preciso romper la
fragilidad que conmueve,
la docilidad que nos
esclaviza.
Deberíamos decir
compañeras, pero decimos oponentes.
Deberíamos decir amigas,
pero decimos adversarias.
Mujer del milenio,
guerrera del amor y la no violencia,
usa esa fuerza que te
dignifica,
que la ternura ocupe
el lugar del matrimonio.
Símbolo preñado de
esperanza, recipiente de vida,
una ardua tarea te
espera si decides tomar las riendas de la esfera.
En ese momento el
aire podría ser sanado,
las sombras
disolverse entre nuestras risas,
la burbuja protectora
saltar en mil pedazos.
Hay heridas
cicatrizando.
La fortaleza antes
defendida
deberá ahora ser
compartida.
Mujer del milenio,
olvidemos para siempre
tanta ignominia
depredadora.
Precisamos tu hálito,
tu impulso, mujer,
que fuerces la
confesión, la rendición
y la súplica de los
líderes destronados.
Te necesitamos al
frente,
como un clamor,
como un rugido de
alegría,
para recolectar
ternura entre los fracasados
y que se unan
voluntarios a tu causa,
mujer del milenio.
El amor debe vencer
al rencor.
Juntos en la red
podríamos sobrevivir al pavor,
si alcanzáramos a
unir amor y utopía,
si pudiéramos
construir antes de sucumbir.
21 diciembre 2007