La división de los
indeseables
sin esa rebeldía no saldríamos del fango,
pero al madurar es preciso ser agradecido,
reconocer el esfuerzo de los otros,
sus aciertos y errores,
los actos que nos han legado
para que legítimamente sean aprovechados.
Esa energía ardiente y negra,
acervo vital y cultural del exiliado.
Lacerar el ojo del camaleón
antes de que se esconda en el manglar.
(poema nº 6 de 25)
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